domingo, 25 de marzo de 2018

La vida en las 7 Calles de Bilbao

De la vida en el Casco Viejo de Bilbao

De lo que las Siete Calles fueron en otros tiempos

El Casco Viejo de Bilbao siempre ha sido un barrio con mucha vida. En él han coexistido calles solo aptas para clases pudientes con otras calles pobladas mayoritariamente por clase obrera, como es el caso de las famosas Siete Calles y aledaños, pero en todas ellas fluía la vida con el entusiasmo propio de los lugares con población. Además, el Casco Viejo ha sido, tradicionalmente, un potente espacio comercial donde, al igual que sucedía con el vecindario, convivían el comercio más lujoso con el más popular y asequible para todos los bolsillos. Del mismo modo, y a la vez como consecuencia de todo ello, la vida de ocio en el barrio era bollante y deslumbrante. Existían establecimientos hosteleros para todos los gustos. Desde las confiterías-pastelerías-cafeterías donde las familias descansaban tras agotadoras jornadas de compras, tomándose un café y degustando los exquisitos manjares de producción propia que en ellos se ofrecían y de los que cada establecimiento tenía un producto estrella.

De lo que son ahora

Casco Viejo de Bilbao

Sin embargo, como comentaba en otro artículo, las cosas están cambiando. En los últimos tiempos se está imponiendo la industria turística de una manera apabullante. Crecen por doquier establecimientos hosteleros sin personalidad propia, idénticos a los que podemos encontrar en cualquier otra ciudad, aunque se pongan careta y se vistan con boina. El comercio tradicional está siendo aniquilado por el crecimiento incontrolado de franquicias y grandes cadenas de distribución. Y el vecindario, otrora chirene y bochero, está en proceso de extinción ante la proliferación de pisos de alquiler, tanto para turistas, como para la inmigración, que no tiene raigambre en el barrio y que cambia su domicilio con relativa frecuencia. Una utilización puramente mercantilista del Casco Viejo de Bilbao, está abocada a llevar al auténtico corazón de Bilbao a la más absoluta de las ruinas. Tal vez consigan convertir a Bilbao en una bonita ciudad de postal para enseñar a los turistas, pero no dejará de ser una ciudad más, sin nada original que ofrecer, ni al foráneo ni al nativo, y muerta.

De lo que serán

Las Siete Calles de Bilbao

En este sentido, si no ofrecemos algo nuestro, genuino y auténtico, no nos engañemos, ni siquiera el turismo será sostenible a largo plazo. A la larga terminará decayendo porque, cuando hacemos turismo, a todos nos gusta ver y catar lo que es propio de cada lugar y si solo encuentras lo mismo que en todas partes, con distinto decorado, el lugar pierde el interés. Sin embargo, aunque como comentaba al hablar de Bilbolandia, de momento, hasta los propios bilbaínos nos hemos creído este Bilbao artificial que se han sacado de la manga, algún día espabilaremos y entonces seremos los primeros en abandonarlo y, para ese día, la cosa ya no tendrá remedio. Las franquicias y grandes cadenas abandonarán el sitio cuando ya no sea rentable y el barrio morirá.

domingo, 18 de febrero de 2018

La tienda ha muerto, viva la compra online

tienda online

La tienda online vs la tienda tradicional

La batalla por el mercado del detail

La tienda online gana la batalla

Navegando por la red, hoy me he encontrado con una página que me ha hecho reflexionar sobre cómo ha cambiado el mundo y, por supuesto, el mercado. Se trata de un blog en el que recomiendan una tienda de Bilbao que conozco de toda la vida, dedicada a la venta de ropa para la casa, y que ahora, por lo visto, también tiene tienda online.

La publicidad del pequeño comercio

Siempre se ha dicho que la mejor propaganda es la que hace un cliente satisfecho con la publicidad que genera entre sus conocidos y allegados y en esta forma de promoción han creído a pies juntillas muchos pequeños comerciantes tradicionales que no han necesitado hacerse publicidad en grandes medios de comunicación para sobrevivir y ganarse la vida honradamente. Sin embargo, cada vez vemos más lonjas vacías en las calles de nuestras ciudades y más y más tiendas que cierran. Pareciera que la vida urbana se va agotando poco a poco, e incluso algunos gurús de la mercadotecnia vaticinan la desaparición del comercio tradicional en muy pocos años.

La tienda tradicional necesita gente en las calles

Lo cierto es que la vida ha cambiado y ya casi ni salimos a pasear por la ciudad para solaz y esparcimiento, y así ver escaparates. Los fines de semana las calles están desiertas y a lo sumo, durante la semana, caminamos por ellas por cuestiones de trabajo, que si no, ni eso. Los fines de semana son para salir fuera de la ciudad, disfrutar de la naturaleza y evadirnos de las preocupaciones cotidianas. Y si no, pues para quedarse en casa y disfrutar de Netflix, HBO, o cualquier otro que sea nuestro proveedor de TV, que para eso lo pagamos ¿no?. También está la alternativa del centro comercial, una nueva ciudad de mentirijillas que nos hemos inventado para hacer las compras necesarias sin mayor molestia y donde podemos soltar a las fieras de casa sin problema. En definitiva, que existen numerosas alternativas de ocio entre las que nunca se encuentra salir a la calle y pasear por la ciudad.  De esta forma, sin salir de casa, encerrados en el trabajo, con prisas en el centro comercial o disfrutando de la naturaleza, casi no conocemos ni al vecino que vive encima de nosotros. En esta tesitura, cada vez es más pequeño nuestro ámbito de relación interpersonal y cada día conocemos menos personas físicamente. Así es muy difícil que el viejo sistema publicitario de la pequeña tienda tradicional surta efecto. Ya no sirve.

Comprar desde casa es muy fácil en la tienda online

Sin embargo, mientras nuestra presencia en las calles disminuye, el tiempo que pasamos en casa, en el trabajo, en el centro comercial, o en la misma naturaleza, atentos al móvil o al ordenador, se ha incrementado exponencialmente, así que, si bien ya no conocemos al vecino del quinto, conocemos virtualmente a un montón de personas que viven a cientos de kilómetros de nosotros e interactuamos con ellas igualmente, así que, en cierta manera, el viejo dicho popular sigue estando vigente, aunque ya no tenga cara.

domingo, 28 de enero de 2018

Bilbolandia, esa ciudad

Una ciudad llamada Bilbolandia

El turismo espectáculo

Bilbao para turistas

Bilbao está de moda y aparece entre los destinos turísticos predilectos de las agencias de viajes de medio mundo y, ya se sabe, en río revuelto, ganancia de pescadores. No sé si una ciudad puede acumular suficientes atractivos en su vida cotidiana como para que el turista, ávido de novedades, vea cubiertas sus necesidades, pero, qué narices, si no las hay, las creamos.

Bilbolandia era necesario

Bilbao ha sido tradicionalmente una ciudad anodina, sin grandes atractivos turísticos y, la verdad, hasta la llegada del Guggenheim, resultaba bastante extraordinario encontrarse con turistas por sus calles a pesar de tener, ya entonces, uno de los mejores museos de arte de la Península Ibérica, el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Pero es que hay que tener en cuenta que al turismo de masas de hoy en día no le interesa demasiado el arte, le interesa, sobre todo, el espectáculo y de eso no teníamos.
Con el Guggenheim llegó el espectáculo a la villa pero, claro, con un museo no es suficiente para generar la afluencia de público que necesita una ciudad como Bilbao, así que era necesario aportar nuevas sinergias que se sumaran al potente tirón de la pinacoteca y se creó Bilbolandia, una ciudad de ensueño, fantasía y glamour para gozo y disfrute de sus visitantes. Y, cómo no, uno de los activos fundamentales de Bilbao está en su Casco Viejo, así que era necesario sacarle rendimiento y, por lo tanto, aunque tengamos que tergiversar un poco las cosas para darle un ambiente más cool, ya que el auténtico no vende, no hay problema, porque los expertos en marketing son capaces de eso y de mucho más. Bilbolandia ya está preparado para salir al mundo.

Los bilbaínos amamos Bilbolandia

Bilbolandia no es una ciudad real. Como cualquier Landia que se precie, es una ciudad inventada, de mentirijillas. Y lo más triste de todo esto es que nos la hemos creído hasta los propios bilbaínos que, ahora, vamos de pinchos a La Plaza Nueva, cuando nunca ha sido, ni siquiera, una zona de chiquiteo. Y es que el poteo, en los tiempos en que era una actividad frecuente entre bilbaínos, se realizaba entre tascas, donde los pinchos brillaban por su ausencia pero, no importa, nos gusta y con eso ya vale. También solemos decir que hemos estado paseando por Las Siete Calles, cuando ni siquiera hemos puesto nuestros pies en ninguna de ellas y si alguna vez se nos ocurre adentrarnos por su intrincado laberinto, nos perdemos. Pero nada de esto importa mientras seamos felices, aunque no comamos perdices.

Querer Bilbao es otra cosa

Seguramente, esto mismo sucederá en la mayoría de destinos turísticos punteros, pero a los que presumimos de amar nuestro bocho nos duele mucho este Bilbao de pandereta, pensado y diseñado para el turismo, mientras la vida en la ciudad y sus barrios está cada día más apagada y triste.
El mercado funciona así, amigo mío.

lunes, 24 de julio de 2017

No permitas que nadie te toque los...narices


En el programa de la SER, BuenaVida de Marta Nebot, trataron el otro día el tema de por qué nos dejamos "tocar los huevos" en las tiendas de lujo, ya que parece ser que, según concienzudos estudios, el consumidor compra más cuanto peor le tratan los dependientes que le atienden. No sé si incluyen a ciertos baratillos dentro del epíteto "de lujo", pero. desde luego, emplean la misma técnica de marketing que los comercios de alto standing. Seguramente, y aunque la técnica sicológica de venta sea la misma, no vaya dirigida a explotar la misma debilidad del consumidor, aunque el objetivo final sea el mismo: quedarse con nuestro dinero.
Hablaban en el programa de un posible "consumo masoquista", pero no creo que se trate precisamente del gusto por el sufrimiento lo que incentiva a la compra en estos comercios, tanto como la satisfacción de demostrar al otro que se ha equivocado de persona: Yo no soy ése que tú te imaginas.
En el caso de la tienda de lujo, se trata de demostrar que no sólo soy capaz de comprar cualquier cosa en el establecimiento, sino que, además, me llevo la más cara.
En el caso de la tienda de baratillo con glamour, de lo que se trata es de hacer sentir al cliente como una piltrafilla, sin gusto ni cuerpo para lucir las exclusivas prendas que te hacen el favor de enseñar. Por supuesto, el objetivo del cliente será demostrarle que tiene un cuerpo muy digno y un gusto exquisito, aunque poca pasta.
En definitiva, parece que, en ambos casos, lo que se pretende conseguir es hacer sentir al cliente como una basura, en un caso incapaz de poder pagar los precios prohibitivos de la selecta tienda de turno o, en otro, hacerle sentir como un inútil redomado que no sabe elegir la ropa apropiada para su pobre cuerpo inservible.
Son las cosas del Mercado Conceptual.
En el mismo programa, en un apartado diferente, entrevistaron a Carles Francino, locutor de la misma cadena de radio. Le preguntaron sobre las cosas que le hacían feliz y tras una serie de lugares comunes, dijo: "y que nadie me toque los cojones".
Pues bien, estoy completamente de acuerdo con el periodista y, por lo tanto, para ser feliz, no dejaré que nadie me toque los cojones. Compraré donde me traten con dignidad y respeto ¿y tú?

martes, 18 de julio de 2017

lkea inventa el mueble de una sola pieza

Inmerso en la vorágine de proporcionar al cliente lo que el cliente demanda, y consciente de que uno de sus principales puntos débiles es la tediosa labor de montar sus muebles de interminables piezas ensambladas, lkea ha decidido dar una vuelta de tuerca más a su oferta y ha inventado el mueble de una sola pieza.
Ha comenzado esta serie de mobiliario uni-pieza con la silla tronco cúfica Elene (Lo del nombre no tiene mucho sentido, pero hay que reconocer que sonar, suena bien).
Es una silla especialmente pensada para proporcionar descanso y relax al sentado. Su diseño ergonaútico y su fácil acceso multidisfuncional proporcionan un plus de comodidad al usuario, sin por ello perder un ápice de elegancia y versatilidad decorativa, encajando con todos los estilos conocidos, y por conocer, en el proceloso mundo del diseño de interiores.
Y por si todo esto pudiera parecer trasnochado o superado, la verdadera revolución que representa este modelo lkeano, es que la silla no precisa de montaje. Al estar diseñada como un sólo bloque monomadérico, la pieza llega desde la tienda a tu casa lista para colocar, sin más complicaciones. Lista para usar desde el primer momento y sin complicadas instrucciones de montaje. Colócala en el rincón favorito de tu casa y a disfrutar de largas tardes leyendo con la comodidad que te proporciona esta silla pensada especialmente para ti.
Una vez más, el gigante nórdico se adelanta a su tiempo y propone un potente e innovador concepto que, sin lugar a dudas, revolucionará el mundo conocido del mercado mobiliario.
Y, como siempre, la máxima calidad al mejor precio que, si bien de momento es un secreto celosamente guardado por la compañía, estamos seguros de que irá en la linea conocida de esta fabulosa empresa.
De momento no está disponible a la venta, así que habrá que estar atentos a su lanzamiento para no perderse la exclusividad de hacerse con una de la piezas únicas de su primera edición.

domingo, 25 de junio de 2017

Ventilador para dormir al fresco en tu cama

Magnífico invento que nos permitirá dormir fresquitos en nuestra propia cama, bien tapaditos debajo de las sábanas.
Se trata de un ventilador que bien acoplado a nuestra cama, debajo de las sábanas como se explica en el vídeo, nos permitirá mantener su interior a la temperatura que más nos convenga.
El ingenio nos permitirá dormir felizmente en las calurosas noches de verano que se avecinan. Una fantástica idea.
El artilugio no parece demasiado caro, aunque creo que lo mandan desde Estados Unidos, por lo que los portes pueden ser algo a tener en cuenta. Se conoce como Bedfan y lo he encontrado a la venta en esta página 
¡Cuidado con los resfriados de verano, que son muy malos!

lunes, 19 de junio de 2017

El mercado conceptual


Al igual que en el Arte Conceptual la obra cede todo su valor a las ideas que provoca, en el mercado conceptual, los objetos, bienes y servicios dejan de tener valor en si mismos y lo ceden a las ideas, sentimientos y conceptos que son capaces de generar.
Tradicionalmente, las mercancías adquirían su valor en la medida que satisfacían necesidades perentorias, o no, en función de la cantidad de mano de obra que acumulaban en su proceso de manufactura. Sin embargo, en la actualidad, y a través de un proceso paulatino de degeneración en el seno de las sociedades de consumo, cuyo primer paradigma bien pudiera ser la Coca Cola, los bienes y servicios pierden su valor como tales. Ya no se demandan para cubrir necesidades, sino en la medida que son capaces de generar satisfacción mental y/o sentimental a los consumidores.
No es lo mismo tomarse una Coca Cola en un bar de barrio que en un local de moda. El artículo es el mismo, pero no produce la misma sensación de felicidad y armonía con el mundo. Tampoco cuesta lo mismo.
Algo similar sucede con la ropa, aunque el fenómeno sea menos transparente. Antes, sobre todo las mujeres, eran capaces de valorar la calidad de un tejido, el corte y la confección de una prenda, etc... y estos eran los aspectos fundamentales en la elección de compra, junto al precio. En la actualidad se valora, principalmente, la capacidad de la prenda para proporcionarnos sensaciones placenteras, como, por ejemplo, hacernos sentir miembros admitidos en un status social al que creemos o queremos pertenecer. En este sentido, el momento de adquisición del producto también forma parte de este proceso de acumulación de valor. Al igual que con la Coca Cola, el valor del artículo varía en función del local comercial y el modo en que se adquiere. La compra debe ser una experiencia que nos proporcione satisfacción per se y no en función de los beneficios que el artículo comprado nos proporcione.
Otro tanto podría decirse del mercado alimentario, en el que ya no basta con que un artículo nos alimente y deleite, sino que, además, debe hacernos sentir que proporciona beneficios extraordinarios para nuestra salud, aunque estemos sanos, y no sea tan beneficioso.
Se podría seguir enumerando ejemplos: los coches, electrodomésticos, teléfonos, etc...pero creo que el concepto está esbozado. El Mercado Conceptual vende sensaciones, no productos. La cuestión está en cómo evolucionará después de la crisis, cuando termine, si alguna vez lo hace...