jueves, 26 de mayo de 2016

El crecimiento imparable de las camas

Leyendo

El marido de Céline Dion murió tras caer de la cama

En cuanto he leído el titular de la noticia, he pensado que tenía que pasar, que, antes o más tarde, a alguien le iba a ocurrir algo similar. No me ha extrañado en absoluto. A pesar de haberme cerciorado de que se trataba de una noticia de El Mundo, que no me ofrece ninguna confianza, he caído en la trampa como un tonto. Y es que estoy tan convencido de que el crecimiento en altura de las camas es tan vertiginoso e imparable que ni siquiera me he parado a pensar en la verosimilitud de la noticia. He pensado: seguro que debajo de la cama había un aramario ropero y el tortazo ha sido bestial. Y no es de extrañar, porque reconoceréis que con el afán de utilizar el espacio vacío debajo de la cama, los colchones  cada día se colocan a más altura.
Si hace unos años la altura habitual de una cama era de unos 50 centímetros, hoy es bastante habitual que alcance los 70 o más. Y es que mientras antes, debajo de la cama, solo se dejaba el orinal, hoy en día se guarda de todo: la ropa de verano en invierno, la de invierno en verano, las mantas, las sábanas, las toallas, los juguetes ya obsoletos, la televisión de tubo que ya no usamos, e incluso la colección de libros de cocina que nunca leeremos. Y así no, hombre, así no. Que más que un cama parece un trastero.
Pues nada, que como decía, me he tragado el titular como un pelele y he entrado, más que nada por morbo, a enterarme de cómo se había producido el lamentable accidente y me he coscado de que no, que el hombre falleció de enfermedad común, solo que intentó levantarse de la cama antes del fatal desenlace y no lo consiguió.
¡¡¡Dios mío!!! Vaya nivel el del periodismo español.

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